Arte

Iglesia Parroquial de San Martín

 

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Las primeras noticias que nos proporcionan los Libros de Fabrica sobre la construcción del edificio se remontan a 1505, fecha en la que el Visitador del obispado manda construir la sacristía. En 1529 toma la dirección de la obra Maestre Domingo hasta su terminación en 1535. Según la tasación realizada por Martín de Amasa y Juan de Gasrdizabal la iglesia debía pagarle la suma de 372.303 maravedís. En la visita de 1581 se ordena aderezar la portada principal o hacer otra nueva, siendo esta segunda opción la que se llevó a cabo.Sobre la construcción de la torre carecemos de datos directos aportados por los Libros de Fábrica, pero sabemos que la hizo hacia 1632 Pedro de Aguilera, autor de la portada y torre de la iglesia de Navarrete y la capilla del Cristo de la Redonda.
A principios del siglo XVIII el edificio presentaba ruina inminente, por lo que el cabildo hizo gestiones para remediarlo. Fueron varios los arquitectos que se presentaron en Alberite para reconocer la fábrica y dar su opinión sobre la misma. Entre ellos mencionamos a Gregorio Jáuregui, José Raón y Gregorio de Alzola. En 1716 mediante subasta se remató la obra en 9.000 reales en la persona de Sebastián de Portu, quedando a cargo de la iglesia los materiales y todas las asistencias al maestro. Al poco tiempo este arquitecto fue suspendido por el cabildo por la forma incorrecta y peligrosa que utilizó en el derribo de los tejados y bóvedas.
Para continuar los trabajos fue requerido José Raón, calagurritano de origen lorenés, que ya había reconocido la iglesia un poco antes. En 1719, siendo vecino de Lodosa, trajo las nuevas trazas y comenzó las obras en 1724.
El edificio actual tiene planta rectangular con una sola nave terminada en cabecera poligonal, transepto y capillas entre contrafuertes. Las bóvedas de la nave y capillas son de lunetos y sobre el crucero se levanta una cúpula sobre pechinas rematada en linterna. En el aspecto decorativo se caracteriza por su extrema austeridad, tanto en el interior como en el exterior. Destaca su espacialidad interior, gracias a la cúpula.
La portada de los pies es un ejemplo característico de la arquitectura postrentina o herreriana de finales del siglo XVI. Está concebida en arco triunfal con pilastras lisas y se culmina con una hornacina que cobija la imagen de San Martín, de Maestre Anse.
La torre levantada por Pedro de Aguilera muestra la misma austeridad que el resto del edificio. El chapitel piramidal de remate fue hecho en 1750 por Marías de Azedo.
Planta de la Iglesia
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Ermita de Nuestra Señora de La Antigua

 

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Esta obra del arquitecto Juan M. Otxotorena destaca por fusionar una moderna arquitectura con una arcada procedente de una casa que estuvo emplazada en la calle Pío Sicilia de Alberite.

Esta casa tenía escudo de armas del siglo XV y fue rehecha en el siglo XVIII, época en la que se harían estas columnas y arcos que se ubicaban en su fachada sur.

La ermita tras su acondicionamiento, fue inaugurada el 2 de mayo de 2009 con el traslado de la Virgen titular en procesión desde la iglesia de San Martín, lugar donde se veneraba hasta ese momento en un pequeño retablo de 1725.

La virgen corresponde a la tipología conocida como imagen de vestir, por lo que únicamente tiene tallada la cara y las manos, dándole por acabada con una indumentaria compuesta por un rostrillo, que rodea la cara un vestido y un velo que cae desde la cabeza.

La cronología de la talla resulta compleja, debiendo situarla en la misma época que el retablo que ocupaba en la parroquia, en tanto que las fuentes documentales no aporten más luz sobre la misma.

Torre de Doña Urraca

 

Esta torre es el edificio civil más interesante de Alberite. La Titular de la torre, Doña Urraca Garcés, era hija del rey García Sánchez III, apodado el de Nájera, y desde el año 1056 señora de Alberite, Lardero y Mucrones.

En 1928 hay un cambio de propiedad debido a que el rey Fernando  IV vendió el "castillo" de Alberite al concejo de Logroño. Años después, Juan Alfonso de Haro, señor de Cameros, invierte dinero en la construcción de la torre y su hijo, Diego López de Haro la vuelve a vender a Logroño.

Su construcción se realiza probablemente en el Siglo XII, aunque no se conoce la fecha con exactitud. Tiene planta rectangular y cuenta con muros de sillería de 2,5 m de espesor. Ha sido reutilizada para viviendas por lo que su estado de conservación es muy deficiente.

En la actualidad, son visibles dos de sus muros, realizados en sillería, que cuentan con estrechas aspilleras o saeteras, que marcan su función defensiva. En su parte baja se abre un pasadizo que, según dice la leyenda, lleva hasta el Castillar donde habría otro fortín.